lunes, 28 de julio de 2008

Todo se transforma

Escuchando esta canción de Jorge Drexler recuerdo alguna clase de física en el colegio donde aprendí que la energía siempre cambia de forma pero nunca se pierde, nunca desaparece.

Parece que el miedo a la altura tampoco se pierde ni desaparece, sólo se transforma en más miedo a la altura. Por segundos se transforma en valentía si uno se esfuerza, pero luego vuelve a ser lo que es, miedo, retornando en el peor momento: cuando uno está elevado, alejadito del suelo.

Yo y una escalera de pintor de 7 metros. Pincel en mano derecha, mano izquierda agarrotada y afianzada como una prensa a la escalera de aluminio. Cualquier movimiento en falso envía un rayo de sensciones desagradables por el cuerpo. Mi cuerpo se pega a la escalera hasta convertirme en un ser humano escalonado. Pero tengo que estirarme para pintar de negro las vigas de madera infinitas, hogar de arácnidos variados y amigables. Para eso me pagan, y si quiero sushi mas vale que pinte vigas en la altura. Con las arañas que encuentro tengo un trato: les hago de campana cuando se aproxima alguna avispa arañera, y ellas me prometen atrapar con sus telas en caso de que yo pierda el equilibrio.

¿Qué es lo que me pasa, qué es este miedo a la altura, vulgarmente conocido como vértigo? ¿De dónde viene? ¿Qué es esto de no tener miedo al tirarme de paracaídas o volar en parapente pero no poder subirme a una escalera alta sin sufrir, o no poder acercarme a la baranda de un balcón de un noveno piso o peor aún, sufirir como un perro al ver a alguien acercarse a la baranda de un balcón?

En estos últimos dos meses he tenido la posibilidad de enfrentar este miedo. Día trás día, escalón trás escalón, exhalación trás exhalación. He mejorado. Por momentos me siento seguro y puedo estirarme con más comodidad hacia los costados para pintar mayores extensiones. Hay otros momentos en que la escalera y yo somos inseparables, un sólo cuerpo, y si el rodillo no tiene extensión o estoy con el pincel, entonces soy un pintor ineficiente que requiere subir, pintar, bajar, mover la escalera, subir, pintar, bajar, mover, etc, muchas veces para cubrir sólo unos pocos metros de viga.

Un día Santiago (mi jefe y amigo, y es relevante mencionar que fue durante un par de años guardaparque en el Aconcagua) alquiló una grúa con un brazo con extensión de 20 metros para pintar vigas ubicadas a más de 10 metros de altura. Sorprendentemente no sufrí de vértigo, andaba como un hombre araña cualquiera, asomado, estirado por sobre la baranda de la caja de la grúa. Me sentí intrépido, audaz, con el miedo superado, uno de los hombres más seguros del mundo, pecho inflado, el mundo en mis manos. Un gran día. Al día siguiente treparme a la escalera a unos 4 metros de altura fue nuevamente un martirio. No lo podía creer. Traición. Mi mirada hacia mi mismo fue la de William Wallace a Robert the Bruce cuando descubre tamaña traición. Empezar nuevamente de cero, como si la memoria hubiese hecho huelga, como si hubiese sido spolo un sueño.

¿Qué es esto del vértigo? Voy a investigar. Cualquier contribución de ustedes, los amigos de este blog, compartan o no este sufrimiento, será muy apreciada.

Mientras tanto, y ya que la doña y yo nos tomamos unas vacaciones hasta mediados de Agosto, los dejo con algunas fotos y videos de nuestro fin de semana el el festival de música folk de Vancouver. Un fin de semana entero de 10 de la mañana a 11 de la noche, 7 escenarios y música de distintas partes del mundo. Cerró el domingo con Michael Franti and the Spearhead (Excelente banda Californiana de Reggae - Hip Hop). Fueron días increibles de verano. La gente deja sus cosas temprano frente al escenario principal (pareos, mantas, mochilas, etc) y luego recorre los distintos escenarios durante todo el día. Nadie te roba nada, el pasto no se llena de basura, no te roban el lugar. Todos bailan, toman sol, duermen, charlan, fuman ( no se puede tomar alcohol en lugares públicos). Digamos que diferente. Músicos para recomendar: John Butté (New Orleans), Eneida Marta (Africa occidental, Portugal).

Silvia ya partió para Bogotá a conocer a su sobrina. Pasará también unos días en Cartagena. Pobrecita. Yo me internaré en la montaña por 10 días.




Este peón me viene bien como enano de jardín...me lo llevo.

Sil siempre con el chiste fácil.



Y pensar que con Julián somos amigos desde salita de 2.

Sil se hace la hippie entonces ahora tiene una casa acorde (tippie).

Les juro que dejan todo ahí por horas y nadie roba ni mueve nada.
Diego, Lisa, Sil, Inés y Julián

Sil de Hippie elegante.
Orchesta Marroquí.
Luces de vela que pasan por los alrededores.
Un hula hula frenético.


domingo, 13 de julio de 2008

Pepe L’amour en Broadway


Si, si. El título es literal y no hace referencia a ningún espectáculo teatral con Oli como protagonista.

Vimos caminando a Pepe L’amour (Pepe Le Pew), orondo y sin prisa, por el andén (vereda) de una de las principales avenidas de la ciudad. Y no era un muñeco gigante de peluche haciendo propaganda al dibujo animado de los 80’s. No, era el mismísimo zorrino o zorrillo. Todavía no sabemos si la diferencia de nombre que cada uno de nosotros le da a este animal, tiene que ver con nuestra lengua materna o con la ignorancia de los dos. Ya teníamos sospechas de que ese olorcito que navegaba por el aire en el anochecer de nuestro balcón no podía ser el resultado del agite de las canecas de basura, era un olor muy particular y nuestras caras se transformaban como la de la gata (Penelope Pussy Cat), accidentalmente pintada con una raya blanca en su lomo, en los dibujitos animados. Pero quiero contarles que no es el único animal exótico (para ciudad) que vive en Vancouver. Hace unas noches oímos el aullido de los coyotes en el bosque y en un día de bicicleta por Stanley Park vimos un mapache, y desde nuestro balcón un águila. Por supuesto de nada de esto hay fotos pero créanlo porque es cierto.

De a poco y con cautela nos adaptamos a las costumbres Vancouverianas. Una de ellas es caminar en la cuerda floja. Si, parece ser de lo más común acá. Imagínense que les contamos con el pecho hinchado a unos amigos (locales) sobre nuestra hazaña y los tipos tranquilos y sin cara de sorprendidos dijeron: ah! Que bueno, yo también lo hago. La escena era muy graciosa: edecán de lado y lado sufriendo el efecto torniquete de mi mano sobre sus brazos, pierna temblorosa, paso inestable, ataque de risa, indicaciones de no mirar para abajo sino para el frente y yo que miraba para abajo. Oli fue más profesional que yo. Julian y Diego lo hacen solitos, dan la vuelta y hasta han saltado y vuelto a caer sobre la cuerda. Es mas, tienen equipete personal de cuerda floja. Insólito.

Con mis edecanes:

Oli haciendo un reconocimiento del angosto terreno.

Julián y Diego , conocedores del tema:

Otro episodio de estos días fue el avistaje de fuegos artificiales del día de Canadá (1 de julio). Sin precedentes. Nos habían dicho que era espectacular y nos indicaron el mejor sitio para verlos. Muy obedientes allá estuvimos una hora antes del comienzo (9:30pm) para asegurarnos lugar. Rodeados de centenares de locales sabíamos que estábamos en el lugar correcto y además intuíamos que era un show imperdible porque solo dos días del año tiran pólvora en Vancouver: Canada Day y en la competencia internacional de juegos pirotécnicos. ¿Qué paso? Pues aparentemente este año decidieron cambiar el lugar y resulta que tiraron la pólvora del otro lado de la bahía, o sea, solo vimos los voladores (cañitas) potentes que se asomaban por entre los edificios del centro y eso fue todo!!!!!!!!! Incrédulos pensamos que nuestro show empezaba mas tarde así es que nos quedamos un rato más, igual que el resto de la gente. Pero no, nunca hubo nada. Y lo peor, eran las 11.15 de la noche, de un día de semana y teníamos que bicicletear de vuelta (en subida) a casa. Me quedo con el avistaje de pólvora de vecino que se acostumbra en Buenos Aires en las fiestas decembrinas. Quiero pensar que todos los personajes que agitaban su banderín canadiense y que estaban en el mismo lugar que nosotros estaban igualmente desilusionados, ¿o acaso lo que vieron era lo que esperaban?

Oli esperando hace horas el anochecher para ver los destellos pirotécnicos.


"Dale Oli, ¿donde están las lucecitas de colores? Ya vamos dos horas esperando.
¿Qué dices, le pregunto a este mejillón?

Ahora me voy pero antes un comentario: dejen de hacerse los que prefieren mis textos porque la pluma de Oliverio es calidosa y a varios ha atrapado.

Comentario de Oliver:
Fuimos a ver al Cirque Du Soleil, show: "Corteo". Excelente. Sil lució vestido colorido y peinado sauvage al vientico.

viernes, 4 de julio de 2008

En búsqueda de una heroína con onda.


¿Ustedes creen que yo no me doy cuenta cuando no visitan el blog? Pues sí. Me doy cuenta, y hoy, como hace aproximadamente dos meses, la franca decaída del número de visitas a nuestro blog me indica que es tiempo que Silvia vuelva al teclado. Llevará unos días convencerla, pero ella sabe que es la heroína y sólo se hará rogar unos días.

Mientras tanto los dejo con algunas imágenes de nuetro verano en Vancouver. El blog se llama 1000 días en Vancouver. Hemos pasado recientemente la marca de los 180 días así que tendrán blog para rato. ¡No nos abandoneis!

Antes de escribir algun post en el blog reflexiono sobre los días que pasaron, desde nuestro balcón:
O disfrutando de algún atardecer en la playa:


El Critical Mass, es una salida de centenares de personas en bicicleta que ocurre en muchos lugares del mundo con el objetivo de concientizar a la población sobre los beneficios de utilizar la bici en vez del auto como medio de transporte en la ciudad (menos congestionamiento, menos contaminación, menos demanda generada de petroleo, menos guerra por petroleo, etc.). En esta salida en Vancouver se estimó la participación de unos 3000 ciclistas. Nos nos ha convencido demasiado la forma de protesta (se asemeja a un piquete ya que corta el tránsito por horas), falta algun mensaje claro más que ciclistas dando vuelta por la ciudad en malón. Sin embargo el objetivo es genial en nuestra opinión.







Llegó el calor (30°C) y estuvimos varios días en la playa.


Este es un videito de nuestra ida desde casa a la playa y a la pileta de agua de mar:


Con las patas en el agua:



Otro atardecer que pasaba por ahí:


Disfrutamos mucho de un festival de jazz y música fusión: Silvia hizo ula ula con nuestros amigos y bailamos con la música de la banda local Five Alarm Funk.




Luego del Festival volvimos en bici a casa. Tomamos esta foto del atardecer/noche desde el puente que une el centro de la ciudad con nuestra zona.