Mi reacción al enterarme del resultado de la encuesta sobre parecidos entre Silvia, Simón y yo cuando nacimos.
2) El shock de la noticia
3) Desazón absoluta por la injusticia (lo que lo llevó a cambiarse de vestimenta por segunda vez)
Llegó el fin de semana y hace días que Silvia me viene bicicleteando con que va a escribir algo en el blog. Pero nada. Tomo el toro por las astas entonces y me pongo a escribir yo, otra vez, y a elegir las fotos yo, otra vez. Esto no tiene nada que ver con que esté decepcionado con Uds. por haber votado de manera unánime en la última encuesta a favor de la mayor similitud entre las fotos de Silvia y de Simón. Digo unánime porque los dos votos a favor de mi foto, fueron uno mío y el otro de Sil (de pura lástima).
Ya regresaron las familias a Bogotá, Santiago, Buenos Aires y Michigan. EL ciclo continua su ritmo, como las estaciones: del verano, la actividad y la alegría de la compañia de la familia, al comienzo del otoño e invierno, de soledad saludable, más íntima y tranquila, una mirada un poco más introvertida. Y así seguirá el ciclo: diciembre a Bogotá para las fiestas y marzo posiblemente a Buenos Aires y Santiago. (Un ciclo algo más agitado que el de las estaciones).
La rutina empieza a acomodarse. La de Sil está acomodada hace rato y es intensa. Darle de comer a Simón, dormirlo a Simón, cambiarlo a Simón, lavarle la ropa Simón, pasearlo a Simón, etc., sin parar, requiere una madre con amor infinito... y paciencia infinita. Y Simón estuvo de buenas. Yo contribuyo en muchas tareas menos en lo primero (salvo alguna mamadera/tetero de vez en cuando), aunque admito que cada vez estoy cambiando menos pañales. No se porqué.
Los últimos latidos del verano aquí resuenan con una nostalgia parecida a la que me daba cuando era pibe y llegaba marzo en Buenos Aires. En una semana retomo las clases del Master. Estoy entusiasmado pero serán muchas menos horas con Simón. Hasta ahora he tenido la suerte de poder estar mucho con él, incluso trabajando desde casa y con la excusa de la visita familiar.
Simón pesa casi 6 kilos (estimo que 3 kilos de cabeza, 2 kilos de cuerpo y 1 kilo de panza llena de leche o 1 kilo de pañal recargado, una o la otra). Con los 6 kilos y dos meses llegaron también las primeras tres vacunas. El pobre lloró como Diós manda. Dramático y a volúmenes supersónicos (sí, más veloces que el sonido mismo). Para nosotros, los padres fue una experiencia rotundamente desgarradora. Pero a él ya se le olvidó, a nostros no. Cuánto más facil y práctico sería todo si uno pudiera de adulto olvidarse del dolor así no más, y más importante aún del miedo al dolor, ese freno titánico.
Hoy lo vamos a llevar de paseo a la playa y tal vez a juntar manzanas al otro lado del bosque. Es la época ya, veremos si hay, porque la sequía pegó fuerte acá.
Los dejo como siempre con algunas fotos y videos, está vez en secciones. Incluyo alguna imágenes que quedaron sin publicar de cuando estuvieron nuestras gentes visitándonos.
Cuando amenaza el otoño acá es de las veces que más pienso en Buenos Aires y los jacarandás de noviembre en las calles. Aún sobrevive el verano en Vancouver pero no queda mucho. En el sur, en cambio, queda todo por delante. Además, el Río de la Plata vivirá el 20 de noviembre algo muy lindo. Quisiera estar allí. Me voy preparando con alegría para el viaje telepático-virtual.
Ya regresaron las familias a Bogotá, Santiago, Buenos Aires y Michigan. EL ciclo continua su ritmo, como las estaciones: del verano, la actividad y la alegría de la compañia de la familia, al comienzo del otoño e invierno, de soledad saludable, más íntima y tranquila, una mirada un poco más introvertida. Y así seguirá el ciclo: diciembre a Bogotá para las fiestas y marzo posiblemente a Buenos Aires y Santiago. (Un ciclo algo más agitado que el de las estaciones).
La rutina empieza a acomodarse. La de Sil está acomodada hace rato y es intensa. Darle de comer a Simón, dormirlo a Simón, cambiarlo a Simón, lavarle la ropa Simón, pasearlo a Simón, etc., sin parar, requiere una madre con amor infinito... y paciencia infinita. Y Simón estuvo de buenas. Yo contribuyo en muchas tareas menos en lo primero (salvo alguna mamadera/tetero de vez en cuando), aunque admito que cada vez estoy cambiando menos pañales. No se porqué.
Los últimos latidos del verano aquí resuenan con una nostalgia parecida a la que me daba cuando era pibe y llegaba marzo en Buenos Aires. En una semana retomo las clases del Master. Estoy entusiasmado pero serán muchas menos horas con Simón. Hasta ahora he tenido la suerte de poder estar mucho con él, incluso trabajando desde casa y con la excusa de la visita familiar.
Simón pesa casi 6 kilos (estimo que 3 kilos de cabeza, 2 kilos de cuerpo y 1 kilo de panza llena de leche o 1 kilo de pañal recargado, una o la otra). Con los 6 kilos y dos meses llegaron también las primeras tres vacunas. El pobre lloró como Diós manda. Dramático y a volúmenes supersónicos (sí, más veloces que el sonido mismo). Para nosotros, los padres fue una experiencia rotundamente desgarradora. Pero a él ya se le olvidó, a nostros no. Cuánto más facil y práctico sería todo si uno pudiera de adulto olvidarse del dolor así no más, y más importante aún del miedo al dolor, ese freno titánico.
Hoy lo vamos a llevar de paseo a la playa y tal vez a juntar manzanas al otro lado del bosque. Es la época ya, veremos si hay, porque la sequía pegó fuerte acá.
Los dejo como siempre con algunas fotos y videos, está vez en secciones. Incluyo alguna imágenes que quedaron sin publicar de cuando estuvieron nuestras gentes visitándonos.
Cuando amenaza el otoño acá es de las veces que más pienso en Buenos Aires y los jacarandás de noviembre en las calles. Aún sobrevive el verano en Vancouver pero no queda mucho. En el sur, en cambio, queda todo por delante. Además, el Río de la Plata vivirá el 20 de noviembre algo muy lindo. Quisiera estar allí. Me voy preparando con alegría para el viaje telepático-virtual.
Sin más, deseándoles feliz primavera a los del sur y feliz tormenta de Santa Rosa a los porteños en particular, los saludo en esta mañana aún cálida en que Silvia duerme y Simón es todo para mí.
Dando vueltas por Vancouver
Festival por los 40 años de Woodstock en nuestro barrio (que antes era hippie y ahora es hippie-canchero con onda, o sea ya no tan hippie)
En aqua taxi con mi hermana
De paseo por el Light House Park en Vancouver
Avistaje de Orcas con Hugo
Saliendo del puerto pesquero de Steveston (agua de río)
Hagan click en las fotos para ampliarlas, vale la pena.
í
Luego de un cambio de pañal problemático, Simón ligo un baño express en lavamanos.
Los videos: 1) Simón al ritmo del tambor, 2) Visita con mi viejo al Parque Provincial EC Manning, 3) Avistaje de ballenas con mi tío Hugo, 4) Festival 40 años de Woodstock en nuestro barrio