Eso que ni ustedes ni nosotros queríamos que pase ya esta pasando. Amanece más tarde, los días son grises, la temperatura baja y la lluvia también. Los días de verano se acaban y con eso varios planes al aire libre.
Salimos varias veces a recoger moras silvestres, hay por todos lados y aunque uno que otro pinchazo tuvimos que aguantar, el resultado ha sido genial: mermelada de mora casera durante el último mes. Una delicia. No saben lo rica que queda con queso, con yogurt y granola, con pan, con cheesecake, con pancakes. En una de las salidas era tal el desespero por juntar más que me subí en los hombros de Oli y así alcance las que nadie mas pudo alcanzar! Patético si se piensa que a ras del piso un poquito más lejos de casa esta lleno, que estábamos en una calle importante (a media cuadra de nuestra casa), a las 5 de la tarde del último día de verano (todo el mundo afuera) y yo con el casco de la bicicleta puesto (¡que tal que me cayera!).
Moras silvestres...
La mermelada casera
Otro día nos dio por hacer algo que si uno no esta preparado mental, y por supuesto físicamente, puede llegar a ser terrible (mi caso). Nos subimos (a pata) una de las montañas de esquí que esta cerca de la ciudad. No crean que fuimos muy creativos, hay caminos preparados y es más, hay personas que lo hacen todos los días antes de ir a trabajar como entrenamiento. Comprobado, mientras yo subía con la respiración entrecortada sufrí lo mismo que con la bicicleta en subida: me pasaban viejitos, señoras, niños y hombres cargados a velocidades increíbles y sin chistar. Yo, ¡furiosa!, Oliver aguantándome. Cada vez que preguntaba cuanto falta (al que ya iba de bajada) la respuesta era: una hora, o dos tercios, o no mucho: veinte minutos. Pues si, subimos el Grouse Mountain Grind, ganamos 700 metros de altura en una subida bastante empinada en una hora y media. Valió la pena, la vista de la ciudad es increíble (ver fotos) y sirvió para darme cuenta que nunca mas lo voy a hacer!
Oli subiendo Mientras subíamos, así se veía. De p'arriba!
Y así se veía para abajo...
Vista de Stanley Park y Lions Gate Bridge (une Vancouver con North Vancouver)
Vista de Vancouver. La punta de más a la derecha es UBC y nuestra casa queda ahí. Los edificios en el centro (izquierda) de la foto son el centro de la ciudad. De este lado, North Vancouver.
The "two lions " o "two sisters", montañas que cuidan a Vancouver.
Mount Baker (en Estados Unidos)
Con cara de muy cansada y con la cabeza tapando nuestra casa.
Ps: Bajamos en cable carril o teleférico, ¡por supuesto!
Todo empezó hace como tres semanas con una llamada de Julian e Inés: “¿Se prenden a un viaje a los Kootneys? La idea es salir el lunes 25 y volver el primero de septiembre, alquilamos un auto y dormimos en carpa. Piénsenlo y nos avisan”. No tuvimos que pensar ni un minuto. Somos fáciles, fue un Sí al unísono seguido de sonrisas.
Rápidamente nos pusimos en campaña para conseguir los básicos del camping y afortunadamente tenemos amigos que están en la misma onda, así es que no solo nos prestaron (gracias Lisa!) sino que nos donaron,entre otras, una carpa y un colchón de plumas inflable de alta tecnología (gracias Diego!).
Alquilamos un carro, que en realidad parecía mas de yupi con destino a conferencia de marketing, que de cuatro estudiantes en sus treinta (ok, Ine todavía clasifica en los veinte) con destino a parques nacionales y de campamento. Pero ahí metimos todo el menaje.
Esta fue la ruta que hicimos (ver mapa y tratar de imaginar ruta)
Vancouver-Hope-Nahatchlach River-Merrit-Kentucky Alleyne Provincial Park-Kelowna-Silver Star-Penticton-Nelson-Kokanee Creek Provincial Park-Kaslo-Vancouver
Los paisajes lindísimos y variados: montañas, valles, lagos, ríos ybosque, bosque, bosque… visualmente espectacular porque parece otoño pero si uno mira con detenimiento se da cuenta que algo anda mal. Son pinos y hasta donde uno sabe los pinos están siempre verdes. Bueno, resulta que hay un bicho (pine beetle) que por falta de inviernos largos y fríos o sea por el calentamiento global (que uno celebra cuando vive acá y es oriundo del trópico)está acabando con grandes extensiones de bosque en Canadá. El bichito le hace algo al árbol y entonces eso hace que cambien de color al mejor estilo otoñal pero en realidad se están muriendo.
Los ríos y lagos son transparentes, azules-verdosos y ¡¡¡helados!!!Muchos son hilitos de agua en invierno y después con el deshielo de los glaciares se vuelven caudalosos y con rápidos interesantes para los que hacen rafting y kayak. Créanme que todos los días decíamos: “mañana si me meto” pero la verdad es que fue imposible pasar de las rodillas. Para calmar las ganas de deporte acuático hicimos kayakpero no en aguas turbulentas sino tranquilas en el Kootney Lake. No nos caímos y aunque por momentos girábamos sobre nuestro eje, logramos avanzar. Excelente tarde.
Animales? Si, varios. Vamos a ir de los más comunes y menos asustadores a los más exóticos y totalmente asustadores: pajaritos,ardillas, chipmonks, salmones, nutrias,castores, ciervos, arañas (en esta provincia uno siempre esta al menos a un metro de distancia de una, ¡es verídico!), osprey (tipo de ave rapaz (la más rápida del mundo en caída libre), serpiente chiquita y ¡un oso (no tan chiquito)!¡Vimos un oso! Digamos que es una experiencia muy Canadiense y me alegro de haberla tenido pero el susto fue violento. Yo hice todo lo que no hay que hacer: contacto visual y salir corriendo (4 pasos… ¿para qué?). Oli hizo lo contrario, o sea, lo que corresponde. El oso era joven y estaba en cuatro patas dirigiéndose al rio a cazar salmones (que a todo esto estaban subiendo el río para desovar, ¡¡¡increíble!!!), parecía que estábamos protagonizando un programa de Discovery Channel. Por supuesto que las piernas, voz y demás quedaron bastante afectadas después del episodio.
Hicimos algunas caminatas, algunas monte arriba yotras en terreno plano pero todas buenísimas. En las alturas juntamos y comimos huckleberries y fresas silvestres, y para relajar los músculos después de tanta caminata fuimos a unas aguas termales. Excelente. Pero otro plan increíble fueron las visitas a los viñedos y fruterías de la zona de Okanagan (la más calurosa de la provincia, veranos de 40°C).
La ciudad ganadora del viaje por votación unánime fue Nelson, no solo por tener una arquitectura mucho más amigable que los clásicas construcciones cuadradas y de cemento americanas (léase Blockbuster, OfficeDepot, Wal-Mart, etc.). que se encontraban en las otras ciudades, sino por la onda: muchos cafecitos, casitas de colores,actividad al aire libre y comida rica. Pero Oliver, la capital del vino de British Columbia, nos aporto varias risas, todo gracias a Oli.
Un viaje que da para repetir así es que el que lo vuelva a proponer ya sabe que la respuesta es Si.
Algunas fotos (Click sobre la foto para zoomear):
Río Fraser:
Río Nahatchlach:
Un cruce audaz:
Aca se ven algunos de los pinos rojos (muriendo por el "Pine Beetle" (insecto)):
La famosa praderita en el bosque:
Las bicis suben por silla hasta la cima.
Algunas rampas que armen en el medio del bosque para hacer piruetas en bici:
Un Osprey y su nido:
Las chicas buscando frutos del bosque
Llegando al Okanagan, la zona semidesértica, de mayor producción vitivinícola de Canadá.
Sil en los viñedos indígenas Nk-Mip.
Entrada al Centro cultural de la Nación indígena Nk-Mip
Recibiendo un homenaje muy esperado:
Disfrutando un Flichman del pico (zoomear etiqueta para corroborar):
Nuetra nave alqulada. Es costumbre local proteger los vehículos con alambrado para evitar que puercoespines y otras alimañas te coman los cables de los frenos.
Camino hacia el lago Kokanee
Roberto, nuestro Chipmonk más amigo de todos:
Lago en el Kokanee Glacier Park
Vista del lago Kootenay:
Acrobacias de alto riesgo:
Sacudiendo la carpa antes de desarmarla:
En Kayak doble por el Lago Kootenay:
El pintoresco pueblo llamado Nelson:
Foto relámpago en el habitat del oso negro muy temprano por la mañana:
El tren y Oliver: Un sólo corazón. Silvia se cansó del auto alquilado y consiguió este para volver a Vancouver.